L'Orco
Autor:
Sand George
Editor: Nórdica Libros
Conocida bajo el alias de George Sand, Amantine Aurore Dupin fue una escritora de espíritu rebelde y libertario, una de las voces que más influyeron en la literatura de su tiempo. «Estábamos, como tantas veces, reunidos bajo el emparrado. Era una noche de tormenta, el aire era denso y el cielo rebosaba de nubes negras surcadas por continuos relámpagos. Guardábamos un melancólico silencio. Se diría que la tristeza del ambiente había invadido nuestros corazones y que nos sentíamos dispuestos al llanto sin quererlo. Beppa, más que nadie, parecía entregarse a pensamientos dolorosos».
Sand George
George Sand es el pseudónimo masculino con el que firmó sus obras Amandine Aurore Lucile Dupin, que nació en París en 1804 y murió en Nohant, donde había pasado su infancia, en 1876. En 1822 contrajo matrimonio con el barón Dudevant, con el que tuvo dos hijos. Este enlace duraría algo menos de diez años: en 1831 se separó de su esposo y se instaló en París con sus hijos; cinco años después obtuvo el divorcio. Ese mismo año conoce al escritor Jules Sandeau, quien sería su amante durante algún tiempo, y con el que escribió algunos textos firmados como Jules Sand, «apellido» que finalmente usaría nuestra autora para el resto de su obra.
Amiga de Franz Liszt, de Delacroix, de Flaubert (quien la llamaba Querida maestra)… fue amante de Alfred de Musset, de Chopin, entre muchos otros. De hecho, a George Sand todavía hoy se la conoce más por su agitada vida amorosa que por sus novelas (Indiana, Lélia…), aunque su obra fue reconocida muy pronto, y muy pronto traducida a otras lenguas, lo que la convirtió en una mujer influyente en los medios literarios: una mujer que había adoptado un seudónimo de hombre, llevaba pantalones y fumaba cigarros. Además de mujer apasionada, George Sand fue sobre todo una mujer lúcida. En sus novelas, Sand no idealiza a sus personajes; el amor que experimentan es terrenal, hasta calculado en ocasiones; las pasiones también son de este mundo, y los dominan la vanidad, el orgullo, el resentimiento incluso.
«¡Cuánto debemos a George Sand! ¡Cuánto aprendemos sobre el alma femenina, sobre la inteligencia femenina, cada vez que abrimos uno de sus libros!» André Maurois
«Y en ocasiones no desear otra cosa que ser George Sand. Que vestirse como ella, que llamarse como ella, que amar como ella.» Marguerite Duras