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Emmanuel Carrére: el hombre de todos los géneros

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La literatura de Emmanuel Carrére no se reduce únicamente a la ficción e incorpora sin problemas una multiplicidad de puntos de vista, incluso su propia perspectiva, desde una primera persona que se aleja o se acerca “como una conversación, donde a veces uno habla más de sí mismo que de los demás”, dice el propio escritor francés. De visita en nuestro país en los últimos días, el autor de “Una novela rusa”, “De vidas ajenas”, “El Adversario” y “Limónov”, entre otras obras de no ficción, se explayó sobre su modo de escribir que ha suscitado la atención en todo el mundo.

Carrére (París, 1957) conversó con la prensa acerca de “El Reino” (Anagrama), una obra sobresaliente que, luego de “El bigote”, llega ahora a las librerías argentinas para plantear una lúcida historia sobre la fe y el origen del cristianismo, a través de una escritura peculiar que involucra todos los géneros y que le valió el premio Le Monde. Para Carrére, “en cierto modo somos muchas cosas al mismo tiempo, podemos ser alguien que se interesa en el Nuevo Testamento y por San Pablo, sin dejar de ser alguien que tiene su familia, sus amistades, su propia historia. Y pienso que el presentar esta experiencia personal es lo más natural, la mecánica inversa me parecería medio extraña”. Según el escritor francés, “hay un sólo libro en el que soy protagonista, ‘La novela rusa’, en los demás soy más bien un testigo, también surge otra diferencia: si soy yo el que acude al sujeto o si fue el sujeto el que acudió a mí, el caso de ‘El Adversario’ o el caso ‘Limonov’. Yo me dirigí hacia ellos como periodista que un día va a tratar un tema que le interesa, o ‘De vidas ajenas’, el hecho de que me encontrara de vacaciones durante el tsunami que ocurrió en Sumatra y luego se trata de la historia de mi cuñada, que murió de cáncer, en ese libro soy testigo y forzosamente paso a ser protagonista porque tiene mucho vínculo con mi vida personal. Pero no es un estilo teórico que adopto, es como una conversación, donde a veces uno habla más de si mismo que de los demás”.