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Milena Busquets: "Escribir es muy jodido; a veces he llorado de frustración"

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MADRID .-"Conoces la ciudad? Yo me pierdo, pero salgamos de aquí", propone en el hall del hotel. Si Vetusta, la ciudad creada por Leopoldo "Alas" Clarín, dormía la siesta, minutos después del mediodía, Madrid, en estas coordenadas, recién amanece. Los cafés aún no levantan sus persianas ni los bares sacan los pizarrones a la calle para anunciar el menú del día. Milena Busquets, la autora del fenómeno editorial También esto pasará, celebra esta somnolencia que le permite caminar sin rumbo fijo, casi como una turista, pero sólo por algunas horas, mientras conversa risueña de sus amigos -con nombre y apellido-, de las ocurrencias de sus hijos, de restaurantes, y pregunta por la Argentina, país que visitará por primera vez en abril, cuando se presente en la Feria del Libro. En esa elocuencia se detiene curiosa frente al convento donde yacen los restos de Cervantes, observa la casa donde vivió Lope de Vega y sonríe con ternura al ver la estatua de Federico García Lorca. La barcelonesa pasea por el Barrio de las Letras con una sonrisa amplia, como quien se siente en su hogar, no sólo por la cercanía con escritores y sus fantasmas, sino porque allí las calles evidencian el paso del tiempo, un tema que la obsesiona a la hora de escribir, ese proceso que define como "poner las vísceras sobre la mesa".

En algunas horas, cuando termine de dictar un taller de escritura, regresará a su casa en Barcelona, cerca del Tibidabo, a abrazar a sus hijos y luego partirá hacia los Estados Unidos, para presentar su novela en inglés, uno de los 30 idiomas a los que fue traducida. "Es el último que queda. Mujeres, hombres, jóvenes y ancianos, todos se lo llevan. Toca una fibra muy emotiva", dice el encargado de la caseta número 8 de La Cuesta de Moyano, esa librería a cielo abierto donde se encuentran ejemplares usados y también novedades a un precio accesible. También esto pasará es el título que alude a una leyenda china en la que un emperador exige encontrar una frase que sirva para todas las situaciones posibles. Busquets creó y resolvió el enigma para una trama que no sólo se convierte en atemporal, sino en universal. Tres productoras quisieron adquirir los derechos para llevarla al cine. Busquets eligió la propuesta del argentino Daniel Burman.

Hija de la célebre editora Esther Tusquets, en ese universo de ideas y libertad rodaban escritores de la talla de Ana María Matute, Juan Marsé, Ana María Moix y Jaime Gil de Biedma. Desde pequeña Busquets estuvo empapada de la mecánica de una galaxia compleja, pero sólo había escrito una novela hasta que su madre falleció, en 2012, tras una larga enfermedad. "En el último tiempo me puteaba mucho. Pero no era ella. Mi editor, Jorge Herralde, quien la conoció, me dijo que había sido muy generosa con ella." También esto pasará es el himno de una hija a su madre, una narración sobre el duelo que cruza a menudo los límites de la ficción y la realidad, pero que no es una autobiografía. Autoficción es el género donde se suele ubicar esta novela, un rótulo que a Busquets no le disgusta. En varias reseñas se menciona su pasado como periodista, un hecho que niega por completo. "Me da rabia. No sé de dónde sacaron eso. Creo que allí se pueden hacer piezas literarias de alto vuelo. Hay que ser valiente para preguntar", confiesa. Y Busquets lo es. Interroga a su interlocutor y no como muletilla -para asegurarse de que quien tiene al frente sigue el hilo de la conversación-, sino que escucha con atención.

-¿Por qué te llamaron Milena?

-Por Kafka.

-Tu novela es el colmo de lo antikafkiano.

-¡Exacto! No me gusta la cosa muy desbordada, exagerada. Carta al padre o La metamorfosis son crueles. Lo que más me gusta de Kafka son las cartas que le escribe a Milena. ¡Es una novela de amor!

-¿Qué te impulsó a escribir esta novela?

-Dejar constancia de lo mucho que quise a mi madre. Murió sola. No llegué a tiempo. No me lo acabo de perdonar y ya pasaron cuatro años. Si hubiese estado allí, no sé qué novela habría escrito ni si habría tenido una necesidad tan acuciante de decirle cuánto la quise.

Su padre murió cuando tenía 17 años. Al poco tiempo Busquets se mudó a Londres. "Siempre supe que me iría. Quería huir de la influencia de mi madre, que era muy bestia." Durante un tiempo perfeccionó su inglés y estudió teatro hasta que un día recibió una llamada desde Barcelona que le exigía que siguiese una carrera. "El día anterior había visto Indiana Jones, te lo juro. Así que le dije que quería estudiar arqueología", cuenta y explota en una carcajada quien obtuvo una beca para pagar la universidad y quien luego de recibirse viajó a Belice, para especializarse en la cultura mesoamericana.

-¿Qué podés adelantar de la adaptación al cine?

-Si bien el libro es evidentemente muy femenino, también hay un elemento masculino importante; por eso ha tenido éxito entre los hombres y les ha dado tanta gracia. Todos mis editores son hombres. La gente tenía la idea de que lo dirigiese una mujer y yo no lo veo tan obvio. Me parece que es encerrarse en un gueto. Me hace ilusión ver cómo un hombre explica esta historia. Me reuniré con Daniel [Burman] y si se decide a dirigir él, a mí me gustaría.

-¿Cuál es la visión de la mujer que querés transmitir?

-No es la mujer desesperada buscando el amor. Sex and the City fue revolucionaria, mostraba a una mujer que no quería más que comprarse zapatos y encontrar al amor de su vida, algo que en el fondo es muy de Jane Austen: mujeres que buscan hombres ricos. El estatus social a mí nunca me ha interesado. Los míos no son personajes ni vanidosos ni arribistas.

-Dijiste que nunca quisiste ser escritora. ¿Cómo te llevás hoy con esta profesión?

-Es poca la gente que quiere escribir y mucha la que quiere ser escritor. Está equivocada. Es un trabajo nada glamoroso, desesperante y solitario. Hay momentos en los que estás firmando libros y otras en los que estás en un hotel desierto, sin nadie que te lleve a cenar y comes las patatas y la chocolatina del minibar. Escribir es muy jodido. A veces he llorado de frustración.

"Un hombre que no es amable con los camareros, no es amable con nadie y acabará no siéndolo contigo", escribe Busquets. Sentada en el bar del Callejón del Gato donde se inspiraba Ramón María del Valle-Inclán, cambia de opinión sobre su pedido. Se acerca a la barra y le pide al mozo un café con leche en lugar de una gaseosa. Regresa sonriendo y saca su celular, donde busca la cita de una carta que Kafka le escribió a su tocaya. "Con esto quiero abrir la nueva novela. ¿No te parece increíble?." Y la repite como un eco.