Dian Hanson’s: The History of Men’s Magazines
- Autor: Hanson Dian
- Editor: Taschen
- Colección: Dian Hanson’s: The History of Men’s Magazines Nº 5
Una década peliaguda
Los quioscos del mundo aceptan la desnudez total
El vello púbico apareció en los quioscos estadounidenses en 1970 gracias a la revista Penthouse. Un año después, estaba en todas partes, y en 1975 un campesino sureño del Medio Oeste, Larry Flynt, fue un paso más allá y convirtió el sexo femenino en el tema central de Hustler.
En el norte de Europa, las leyes de censura cayeron como fichas de dominó después de que en 1967 Berth Milton presentara al parlamento sueco fotos de sexo explícito para preguntar qué haría si las publicaba en la revista Private. La respuesta fue nada. A continuación vino Dinamarca, donde también se editaron revistas para Francia. Inglaterra, siempre rezagada, finalmente se deshizo de la ropa interior, pero mantuvo sus leyes de censura. Japón, reprimido durante mucho tiempo, encontró una vía de escape en revistas sobre bondage como New Roman Porno y SM Select, aunque el vello púbico siguió estando prohibido. Italia aprobó una ley en 1975 que eximía a los quiosqueros de cualquier responsabilidad por el contenido de las revistas; al igual que en Suecia, el hardcore pasó a estar repentinamente en todas partes, mientras que solo cinco años antes el divorcio era ilegal.
La píldora eliminó los temores del embarazo y se adoptó el intercambio de parejas, la revolución sexual suburbana, con revistas especializadas en EE. UU. y Europa que ayudaron a difundir la práctica. Detrás de todo ello, había muchos excéntricos idealistas con motivaciones políticas. Peter Wolff y la “familia Love” lanzaron revistas escritas por lectores que cedían poder editorial a la gente. Al Goldstein desafió la censura estadounidense con Screw, mientras que un publicista de Texas trató de mantener vivo el humor pueblerino de mal gusto con Sex to Sexty.
El Volumen 5 de History of Men´s Magazines incluye más de 600 portadas y fotos procedentes de Dinamarca, Inglaterra, Francia, Alemania, Japón y EE. UU., entre otros, junto con los textos de calidad habituales.
